Anticuerpos monoclonales (AcM)
Descubrimiento de anticuerpos monoclonales (AcM)
Los anticuerpos monoclonales (AcM) se originan a partir de una única célula parental, por lo que se unen exclusivamente a un único epítopo. El descubrimiento de anticuerpos monoclonales normalmente hace referencia al cribado e identificación de anticuerpos que reconocen un epítopo específico para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, como el coronavirus para la COVID-19.
Existen varias estrategias para generar AcM terapéuticos. Dos de los métodos de producción más frecuentes son la obtención de hibridomas y el despliegue de fagos.
Producción de AcM mediante hibridomas
En este método, los científicos fusionan células de mieloma inmortalizadas con esplenocitos obtenidos de animales previamente expuestos al antígeno de interés. La célula fusionada resultante se denomina hibridoma. La ventaja de un hibridoma es que ahora posee la capacidad de producir AcM a la vez que se divide indefinidamente, mientras que los esplenocitos tienen una vida limitada. A continuación, los investigadores realizan el cribado de hibridomas para identificar los óptimos en función de la especificidad por el antígeno y la clase de inmunoglobulina. Seguidamente, estos candidatos son analizados y caracterizados, y se aumenta su escala de producción para procesos posteriores.
Producción de AcM mediante despliegue de fagos
En este método, los genes de las cadenas pesada y ligera de un anticuerpo se introducen en el gen de una proteína de la cubierta de un bacteriófago, dando lugar a fagos que expresan (“despliegan”) el anticuerpo en su superficie. Utilizando esta estrategia, los científicos pueden generar una biblioteca de anticuerpos que despliega millones de anticuerpos diferentes. Se hace un cribado de estos fagos frente al antígeno de interés y aquellos que son altamente específicos son identificados, aislados y caracterizados adicionalmente para el trabajo posterior.
¿Cómo se producen los anticuerpos monoclonales?
El proceso de producción de anticuerpos monoclonales (AcM) tradicional normalmente comienza con la generación de células productoras de AcM (es decir, hibridomas) mediante la fusión de células de mieloma con los esplenocitos productores de anticuerpo deseados (es decir, linfocitos B). Estos linfocitos B proceden en general de animales, normalmente ratones. Tras la fusión celular, se realiza el cribado de grandes cantidades de clones y se seleccionan en función de la especificidad por el antígeno y la clase de inmunoglobulina. Una vez identificadas las líneas celulares de hibridoma candidatas, cada “acierto” se confirma, se valida y se caracteriza mediante una serie de ensayos funcionales posteriores. Tras finalizar, los clones se aumentan de escala donde se producen los bioprocesos posteriores adicionales.
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